Las instalaciones de fontanería bien realizadas garantizan un suministro constante de agua limpia y sin problemas, evitando fugas, obstrucciones y otros problemas que puedan afectar el sistema.
Las instalaciones modernas y eficientes pueden incluir tecnologías que reducen el consumo de agua, como grifos y duchas de bajo flujo, lo que ayuda a disminuir la factura del agua a largo plazo.
Una fontanería adecuada contribuye a la salud pública al asegurar un suministro de agua potable seguro y al eliminar el riesgo de contaminación cruzada entre agua potable y aguas residuales.
La duración depende del material utilizado y las condiciones de uso. Por ejemplo, las tuberías de cobre pueden durar hasta 50 años, mientras que las de PVC tienen una vida útil estimada de 25-40 años.
Evitar desechar materiales no biodegradables por el desagüe, usar filtros en los desagües y realizar mantenimiento regular con productos para limpiar las tuberías pueden prevenir obstrucciones.
Instalar grifos y accesorios de bajo flujo, reparar rápidamente fugas y considerar la instalación de calentadores de agua eficientes energéticamente son formas de mejorar la eficiencia de la fontanería.